Autor: hitesh.eth
Traducción: Deep Tide TechFlow
Desde el nacimiento de las criptomonedas, siempre se han basado en el altruismo. Las personas que usaban cualquier producto basado en criptomonedas en los primeros días no lo hacían por dinero. De hecho, estaban felices de proporcionar recursos a redes criptográficas tempranas como BitTorrent, ayudando así a una gran comunidad.
En aquella época, cuando las plataformas OTT (de streaming) aún no eran populares, ver una buena película en línea con alta calidad era muy difícil, un problema común a nivel mundial. Teníamos que esperar meses hasta que las cadenas de televisión la emitieran para poder ver esas películas que no podíamos ir al cine cada fin de semana a disfrutar.
La cultura cinematográfica siempre ha estado en constante desarrollo y expansión, y creo que es la única cultura que siempre atrae a más y más personas. Aquellos que se sienten atraídos por la cultura del cine suelen quedarse mucho tiempo, y las criptomonedas han jugado un papel impulsor en este proceso. Han permitido que más personas de todo el mundo se unan a través de Internet, haciendo que la cultura cinematográfica sea más inclusiva y diversa.
Mucha gente compartía archivos de películas a través de sus propios sistemas informáticos, utilizando semillas y nodos (seeds and peers), y nosotros descargábamos de sus sistemas de forma punto a punto (p2p). Todo esto parecía magia. Era gratis y estaba completamente impulsado por el amor compartido al cine.
Ese sentimiento común de oponerse a los sistemas y procesos centralizados, de devolver el poder a las personas, es el núcleo del espíritu de quienes participaron, consciente o inconscientemente, en los primeros productos cripto.
Luego, Bitcoin irrumpió en escena, marcando un antes y un después en el mundo cripto. En los primeros días de Bitcoin, quienes se unían a la red no se preocupaban por su precio. Se centraban en construir la red, educar a más personas y promover la adopción temprana. Incluso regalaban Bitcoin gratuitamente a través de foros, reuniones presenciales, eventos y listas de correo.
Entre 2009 y 2010, se regalaron miles de Bitcoin, que en ese momento no tenían ningún valor de mercado real. Pero con la aparición de los exchanges, Bitcoin empezó a poder intercambiarse y poco a poco el mercado le asignó un valor. Esto lo cambió todo. El espíritu altruista pasó a un segundo plano, mientras el miedo y la codicia se infiltraban silenciosamente, contaminando poco a poco la conciencia de la red.
Eventos como Mt. Gox, Bitconnect, OneCoin, se convirtieron en casos emblemáticos, donde actores maliciosos extrajeron millones de Bitcoin de personas comunes llenas de sueños y esperanza. Siempre pensamos que somos los primeros en el juego. Pero no es así, hermano.
En realidad, llegamos demasiado tarde, incluso más tarde que aquellos que, en rincones remotos, conducían taxis con una gran sonrisa en la cara, pero que perdieron 10 Bitcoin en la estafa de Bitconnect. Ellos son los verdaderos pioneros. Creían en Bitcoin, pero nunca entendieron realmente su importancia.
Quizás, todo cambió cuando el dinero se vinculó a las criptomonedas. Aquellos que decidieron construir el mercado cripto después de 2012 establecieron como nueva agenda el “beneficio propio a través de la asimetría de información”. Lograron un gran éxito en el mercado, especialmente en 2017, cuando cientos de tokens se negociaban en unos pocos exchanges. Esto también dio lugar a una oleada de nuevos proyectos, con más de 500 tokens entrando en el mercado. Los equipos recaudaron grandes sumas de dinero. Sin embargo, la mayoría de los tokens nunca consiguieron una oportunidad adecuada de cotización, y casi todos los tokens relacionados desaparecieron en tres años.
Pero cuando estos proyectos estaban en auge, la gente pensaba que iban a cambiar el mundo. Creían en estas ideas, sin darse cuenta de que la infraestructura aún no estaba lista. Algunas personas realmente preocupadas advertían a los demás, pero nadie quería escuchar. Solo veían a otros ganar dinero y compartir historias de éxito en línea, y eso bastaba para hacerles creer que las criptomonedas cambiarían sus vidas. Creyeron, y por eso perdieron. Y los malos volvieron a salirse con la suya. Algunos incluso lograron disfrazarse de “buenos”, y hoy siguen operando en posiciones más altas.
El nuevo rostro de las criptomonedas
Los crypto tokens se han convertido en cadenas de datos prometidas de suministro limitado, y los equipos de los proyectos controlan su distribución. Los equipos liberan el suministro de tokens en el mercado de manera calculada y lenta, distribuyendo parte para crear una demanda artificial, y luego diseñan mecanismos de incentivos para atraer a los primeros participantes, vinculando su identidad y reputación al token.
Estos incentivos no son solo económicos, sino también desencadenantes psicológicos, destinados a provocar creencias, tribalismo y el “miedo a perderse algo” (FOMO). El verdadero producto no es el token, sino la ilusión. Las narrativas construidas en torno a estas cadenas de datos no solo son falsas, sino que han sido cuidadosamente manipuladas emocionalmente. El objetivo siempre son esas “mentes reactivas” atrapadas en ciclos de supervivencia, esos millones de personas que buscan significado y anhelan creer.
Una vez que tocas ese tipo de mente, ni siquiera necesitas pruebas, solo una historia, un símbolo que parezca una “última oportunidad”. La mente humana, condicionada por décadas de escasez, vergüenza o miedo a perder oportunidades, se aferra a estas narrativas. Y quienes están detrás de estas cadenas de datos lo saben perfectamente. No venden un producto, venden esperanza: esperanza disfrazada de números, tendencias y jerga comunitaria. Aprovechan la asimetría de información con precisión, porque la esperanza es la droga más fácil de vender y la más difícil de dejar.
Lo que vemos no es nada nuevo, solo que ahora es más rápido. La concentración de riqueza siempre ha dependido de esta asimetría. Unos pocos conocen las reglas del juego, mientras la mayoría se aferra a sus sueños. Pero en el mundo de los tokens, la velocidad de propagación de la fe supera con creces la de la reflexión. Las víctimas ni siquiera tienen tiempo de detenerse a pensar, porque ya ha surgido la siguiente promesa: brillante, de moda, llena de potencial y lo suficientemente creíble como para parecer una esperanza de redención.
La verdad sobre la extracción
Hemos llegado a un punto en el que sentimos que nos han engañado, pero no podemos aceptar ese hecho. Para los nuevos participantes que acaban de entrar al mercado, todavía pueden ver esperanza; pero para los veteranos que han pasado por dos o tres ciclos de mercado, ni siquiera pueden digerir la estructura actual del mercado. Eso es lo que realmente no pueden aceptar. No pueden seguir el ritmo de los cambios narrativos, no pueden rastrear la rápida operación de los catalizadores, ni actuar con rapidez, porque siguen atrapados en una visión de mercado que antes les parecía más sencilla.
Pero si lo piensas bien, el mercado nunca ha sido “simple” o “complejo”, todo depende de la escala. Antes, un “extractor” se enfrentaba a cien mil usuarios, pero ahora, un “extractor” solo necesita enfrentarse a cien usuarios.
La probabilidad de que seas extraído es altísima. Incluso en el mundo de los extractores hay competencia, por lo que no pueden concentrar su atención en una sola cosa durante mucho tiempo para no exponerse. Lanzan constantemente nuevas narrativas al mercado, provocando la emoción de los participantes.
La gente oscila entre ganar y perder, algunos se quedan, otros se van, pero la extracción nunca se detiene, sino que sigue ampliando su escala. Incluso si estás atrapado en el ciclo de la extracción, siempre habrá una ventana para salir con ganancias, y eso depende de tu autodisciplina, gestión de riesgos y las lecciones aprendidas del pasado. Algunas personas inteligentes obtienen beneficios saliendo en el momento adecuado, mientras que otras se convierten en “exit liquidity”. Este ciclo continuará, porque los extractores saben que apenas han arañado la superficie de la codicia humana.
A medida que aumenta la adopción masiva, más personas quedarán atrapadas. Y cuando eso ocurra, los gobiernos intervendrán en nombre de la regulación para “salvarnos”, y finalmente, a través de los impuestos, canalizarán los fondos extraídos hacia sus propias arcas.
Reflexión
Cuando te das cuenta de todo esto y empiezas a reflexionar, comparándolo con el propósito altruista original, puede que no puedas evitar llorar al ver lo que hemos hecho con las criptomonedas.
Alguna vez, esto fue algo tan puro, liberador y lleno de esperanza, que nos mostró la posibilidad de sistemas alternativos.
Se suponía que debía devolvernos el poder.
Y ahora, parece que tenemos el poder, pero ese poder es uno que hemos perdido.
Perseguimos el ideal del altruismo, pero entregamos nuestra paz mental y nuestro dinero al mercado, mientras algún estafador se esconde en la esquina riéndose de nuestra estupidez.
El sueño se convirtió en ilusión, la ilusión en extracción, y tal vez esa sea la verdadera historia de las criptomonedas.
