Eliza Labs, una empresa de software de inteligencia artificial fundada por Shaw Walters, ha presentado una demanda contra X Corp., propiedad de Elon Musk, en el Tribunal de Distrito de los Estados Unidos para el Distrito Norte de California.
Eliza Labs afirma que X Corp., aprovechando su “increíble poder de monopolio”, pudo suspender su cuenta después de extraer conocimientos valiosos de la firma de IA.
Walters demanda a Musk en una nueva causa judicial
En la presentación del miércoles ante un tribunal federal en San Francisco, Eliza Labs y su fundador, Shaw Walters, acusaron a X de lanzar productos de IA imitadores tras haber tenido acceso a información técnica clave de Eliza. La demanda también sostiene que X eliminó a la empresa de su plataforma.
“Este caso involucra a X Corp. utilizando su increíble poder de monopolio con una aparente inmunidad ante demandas para desplatformar usuarios con la intención de restringir la competencia en el lanzamiento de Agentes de IA en la plataforma de X Corp.”, se lee en los documentos de la demanda.
En su argumento, los demandantes dijeron que X suspendió la cuenta de Eliza Labs y eliminó a Walters sin previo aviso ni justificación legítima.
Esto ocurrió después de que X se pusiera en contacto con Eliza el año pasado para discutir sobre agentes de IA operando en la plataforma de X. Durante esas reuniones, Shaw Walters dijo que compartieron detalles extensos sobre la hoja de ruta de desarrollo de la empresa y su visión para los agentes de IA.
Eliza afirma que X dijo que necesitaría hasta $50,000 por mes por una licencia empresarial para continuar operando en la plataforma. La demanda sugiere que X estaba obligando a los desarrolladores a pagar precios “exorbitantes” si querían permanecer en el sitio, pero Eliza sostiene que se negó a pagar por tales servicios.
La empresa de IA ha calificado la acción de X como un “esfuerzo coordinado, fraudulento y anticompetitivo” para obtener dinero e inteligencia técnica de los demandantes en relación con sus procesos de desarrollo de software de código abierto.
Eliza dijo que ser expulsada de la plataforma en junio causó un daño significativo a su relación con los clientes y afectó el crecimiento de la empresa.
xAI demandó a Apple y OpenAI por competencia en IA y rankings en la tienda de aplicaciones
Irónicamente, Eliza está acusando a Musk de usar la plataforma X para la misma práctica por la que el multimillonario se ha quejado en los últimos días.
Hace algunos días, la startup de inteligencia artificial de Musk, xAI, demandó a Apple y al creador de ChatGPT, OpenAI, en un tribunal federal de Texas, acusando a ambos de conspirar ilegalmente para obstaculizar la competencia en inteligencia artificial.
“Apple y OpenAI han cerrado los mercados para mantener sus monopolios y evitar que innovadores como X y xAI compitan”, sostiene la demanda.
Según Musk, la App Store de Apple ahora parece ser un gran centro publicitario para los productos de OpenAI. Mientras tanto, la app X y la app Grok quedan relegadas a un segundo plano a pesar de su popularidad.
OpenAI ha desestimado la demanda como parte del “patrón continuo de acoso de Musk”. Sin embargo, Musk cree que hay poca justificación para que la app Grok, con su millón de reseñas y una calificación promedio de 4.9, no sea mencionada por Apple en ninguna lista.
Musk había amenazado con demandar a Apple, con sede en California, a principios de este mes, citando cómo el comportamiento de Apple “hace imposible que cualquier empresa de IA que no sea OpenAI alcance el puesto #1 en la App Store”.
Analistas legales especializados en derecho antimonopolio que no están involucrados en la demanda creen que Musk tiene un caso sólido, especialmente dada la posición dominante de Apple en el mercado de smartphones.
Sin embargo, también dijeron que Apple podría contraargumentar declarando que su asociación con OpenAI es una decisión comercial en un entorno competitivo, y que no tiene la obligación de ayudar a sus rivales a ganar cuota de mercado.
El caso aún está en desarrollo, pero los comentaristas creen que sentará un precedente y dará a los tribunales estadounidenses su primera oportunidad de evaluar si existe un mercado definido para la IA y qué abarca, una cuestión clave en litigios antimonopolio.
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