Durante años, cada vez que el precio de Bitcoin subía, se escuchaba el mismo estribillo de dudas: “No puede subir más”.
Ahora, incluso cuando la criptomoneda coquetea con cifras de seis dígitos y más allá, algunos analistas sostienen que el escepticismo en sí mismo puede ser la característica más duradera de Bitcoin.
Luke Broyles, asesor y defensor de Bitcoin desde hace mucho tiempo, cree que el mercado seguirá subestimando este activo digital incluso si alcanza valores de varios millones de dólares. Señala que la incredulidad era igual de fuerte cuando Bitcoin valía unos pocos cientos de dólares que ahora, por encima de los $100,000. Para él, la barrera ya no es el rendimiento técnico ni la adopción, sino la psicología: la mayoría de la gente simplemente no puede imaginar a Bitcoin desempeñando un papel significativo en su vida cotidiana.
La acción reciente del precio refuerza este ciclo de euforia y duda. Después de alcanzar un máximo histórico por encima de los $124,000 en agosto, Bitcoin rápidamente retrocedió hacia los $109,000, inquietando a los traders que asumieron que el rally ya había terminado. Sin embargo, Broyles sostiene que estas correcciones históricamente han sido parte del crecimiento de Bitcoin, sacudiendo a los tenedores de corto plazo antes de que surjan subas más grandes.
De cara al futuro, él cree que la adopción no vendrá de convencer a los escépticos de hacer pequeñas compras recurrentes, sino de integrar Bitcoin en productos financieros tradicionales. Un escenario que destaca es el potencial de hipotecas y préstamos inmobiliarios vinculados directamente a Bitcoin.
En lugar de invertir de a poco durante décadas, los consumidores podrían refinanciar propiedades y obtener exposición instantánea, una idea que podría acelerar la integración masiva mucho más rápido que el promedio de costo en dólares minorista.
El desafío, sin embargo, es la comprensión. Las encuestas muestran consistentemente que una gran parte del público evita las criptomonedas porque no entiende cómo funcionan. Hasta que eso cambie, Broyles espera que la brecha entre el rendimiento del precio de Bitcoin y la percepción pública siga siendo amplia.
Por ahora, el activo digital sigue subiendo y bajando en un contexto de incredulidad, y cada nuevo hito sirve no solo como prueba de su resiliencia, sino también como recordatorio de cuánto le falta aún para que el mundo lo acepte verdaderamente.
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