¿Necesitás salir de las criptomonedas?

Las criptomonedas son un mercado de sentimientos de trading, donde los market makers explotan las emociones de los minoristas. Tu valor económico se genera a costa del valor de otros en la cadena.

Escrito por: hitesh.eth

Traducción: AididiaoJP, Foresight News

La razón principal por la que entraste al mundo de las criptomonedas fue porque te ofrecía una mejor oportunidad para mejorar tu vida.

Pensaste que podrías ganar una cantidad considerable de dinero en criptomonedas, y que eso se reflejaría positivamente en tu vida.

Al principio, cuando entraste al mundo cripto, sentiste que era como entrar a un mundo nuevo, uno que prometía un atajo hacia esa vida soñada que pensabas que solo podrías alcanzar tras décadas de trabajo duro. No solo lo veías como una inversión, sino como una oportunidad para reescribir tu historia. Imaginabas liberarte de las luchas cotidianas que vivió tu familia, romper el ciclo de “esperar un ascenso” o “ahorrar veinte años” para poder comprar un auto o una casa.

Veías a las criptomonedas como una máquina del tiempo. Si lo hacías bien, podía comprimir diez años en dos, dos años en dos meses, y esa era la atracción inicial. No entraste solo por los números, entraste por la libertad, por vengarte del tiempo, por una oportunidad de éxito sin demoras.

Creías que podrías cumplir tus sueños, comprar el auto de tus sueños, la casa de tus sueños, y en algunos casos, incluso ayudar a tus padres a jubilarse. Principalmente era para obtener una fuente extra de ingresos y perseguir deseos mundanos, esos deseos que te bombardean cada vez que scrolleás en redes sociales. Al final, terminás sintiéndote inferior y con una pasión momentánea por hacer algo al respecto.

Como polillas hacia la llama

Esa pasión momentánea es más como una chispa que ni siquiera puede soportar una gota de agua, pero vos creés que podés convertir esa chispa en una llama, y que no te afectará cuando la lluvia intente apagarla.

Pero ahí es donde la realidad se vuelve cruel. Ese fuego no es solo fuego, es el impulso interno de querer demostrar que no sos insignificante. Cada historia de riqueza repentina en Twitter, cada persona que presume su éxito, alimenta esa chispa. Pero la chispa en sí es frágil y débil, no puede durar.

La lluvia no es solo el colapso del mercado o las velas rojas (caídas). Son las dudas susurradas por tu familia, el rechazo de amigos que piensan que estás perdiendo el tiempo, el cansancio de mirar gráficos a las tres de la mañana. Esas lluvias oscuras siempre vienen a poner a prueba la fuerza de tu llama.

La fuerza de la llama dependerá de dos cosas:

Cuánto te costó convertir la chispa inicial en una llama, lo que significa el nivel de atención al proceso.

La calidad de la base sobre la que decidís dejar arder la llama.

La base lo es todo. Si la base es débil, ninguna chispa podrá salvarte. La base es tu disciplina, tu resistencia emocional, tu capacidad de mantenerte enfocado cuando el mercado juega con tu mente. Si la base es inestable, incluso una pequeña tormenta apagará la llama. Si la base es sólida, incluso el invierno más duro solo te pondrá a prueba, no te destruirá.

Tu comportamiento durante esos inviernos determinará cuánto tiempo podrás mantener la llama encendida. Una vez que cumplís todos esos deseos iniciales, la llama puede empezar a perder su atractivo. Y cuando la llama pierde su atractivo, ¿qué te sostiene? Si no podés mantener la disciplina cuando el deseo se desvanece, te vas a derrumbar. Si podés resistir en ese momento, eso determinará hasta dónde llegarás en tu carrera.

La ilusión del mercado cripto

Las criptomonedas siempre muestran un atisbo de éxito temprano, un camino fácil. Te dan más de lo que esperabas. Con un título común, en países como India, ni siquiera podrías conseguir un trabajo de 500 dólares, pero en cripto podés ganar más que afuera. Y el esfuerzo necesario para ganar esos 500 dólares afuera es enorme. Pero el “trabajo duro” de cripto no es así.

Aunque al final pasás más tiempo frente a la pantalla, la esperanza es tan fuerte, los sueños tan grandes, el deseo tan amplificado, que casi te olvidás de que podrías tener una vida fuera de las criptomonedas.

Pero ahí está la ilusión. Cripto crea a tu alrededor una simulación mental que se siente real, pero no lo es. Cada victoria se siente como un acto de genialidad, cada pérdida como mala suerte. Scrolleás CT, leés gráficos, perseguís alpha, y cada vez que tu saldo sube un poco, sentís que descifraste el código de la vida.

Tu cerebro está lleno de dopamina. Olvidás que esto es un circuito cerrado, no el mundo real. El mercado te hace creer que tenés el control, pero en realidad, solo reaccionás, siempre reaccionando. No sos quien maneja, estás atado en el asiento trasero, y el camino se curva según la voluntad de los market makers. Como este mundo simulado está activo las 24 horas, te olvidás de respirar afuera. Dejas de comer bien, dejas de dormir bien, dejas de soñar fuera de los gráficos, tu realidad se reduce a números.

Cuando la autocrítica nunca llega

Pero en realidad no sos tan inteligente, solo caíste en otra ilusión. Sentís que tenés el control, pero en realidad no lo tenés.

Cuando realmente descubrís que no tenés el control, que no podés lograr suficiente éxito desde una perspectiva relativa, algo dentro tuyo empieza a cambiar. Si ese cambio viene en forma de autocrítica, puede ser un gran cambio. Pero en cripto, la autocrítica rara vez llega.

La esperanza es una droga, y el mercado te sigue dando dosis. Una vela verde (subida) puede borrar un mes de rojo (caídas). Un tuit de un fundador puede devolverte la fe. Te repetís “el próximo ciclo, el próximo pump, la próxima operación”. La autocrítica no golpea tu puerta porque la esperanza siempre susurra más fuerte en tu oído.

Cuando ven que gente tonta gana millones, o al menos finge ganar millones, realmente no cuestionan sus propias habilidades. ¿A quién le importa verificar todo eso?

Un segundo puede hacernos perder una operación más grande. Así que al final, esto se convierte más en una fachada, pretendiendo entender análisis técnico, leyendo artículos y posts para sentirte informado sobre tus decisiones. Pero la mayoría de las veces, filtrás la información selectivamente y te mentís a vos mismo todos los días.

El momento de sentirse atrasado

Y luego llegan los momentos más oscuros. Cuando realmente llegás a un punto en el que sentís que vas perdiendo en el juego.

Sentís que todos avanzan, acumulan riqueza, construyen conexiones, y vos estás atrapado. Ahí es cuando la fecha de vencimiento de la esperanza golpea tu mente todos los días, es una sensación que no se va.

Cada vez que actualizás los gráficos, tu corazón late más rápido, te despertás con arrepentimiento y te dormís con ansiedad. Tenés dificultades económicas constantes, y las criptomonedas, lejos de ser una vía de escape, se convirtieron en tu muleta. Ahora no ves ninguna otra oportunidad. Incluso si te topás con una, terminás perdiendo más de lo que ganás. Y entonces podés llegar a un punto en el que las criptomonedas, que una vez te dieron sueños, te convierten en un prisionero del dolor.

El papel del apalancamiento

Perdés todos los días, pero realmente no podés evitarlo. Decidís rendirte ante las criptomonedas y dejar que te devoren vivo.

Entonces, en ese sentido, ¿qué son las criptomonedas? Son el colectivo que mueve el mercado, el colectivo de sentimientos de trading, y hay algunos market makers explotando las emociones de los minoristas que participan. Tu valor económico se genera a costa del valor de otros en la cadena.

Solo alternás entre ser la víctima o el victimario, dependiendo del apalancamiento que tengas en habilidades, conocimiento y contactos.

Ahí es donde el apalancamiento cumple su verdadera función, no el apalancamiento del mercado, no un long o short de 10x, el verdadero apalancamiento es el de las habilidades, el conocimiento y las relaciones. Si carecés de eso, si solo dependés del apalancamiento prestado del mercado, es como entrar con los ojos vendados al matadero. Si no construís tu propia ventaja, si no profundizás tu comprensión, si no te rodeás de gente que sabe más, estás destinado a ser sacrificado en ese fuego que decidiste encender, incluso antes de que llegue cualquier invierno, incluso antes de que se acerque cualquier lluvia.

Arder

En ese estado, cuando te estás quemando vivo en el infierno de las criptomonedas, gritás pidiendo ayuda. No es solo un susurro, es un grito que solo vos podés oír.

También ves una salida, tal vez una oferta de trabajo, tal vez una nueva habilidad que aprender, tal vez un amigo que te dice que te tomes un descanso. Pero tu cuerpo no puede moverse. No podés hacer nada porque en ese momento ya estás tan delirante que creés que el fuego se apagará solo.

Creés que el bull market volverá mañana, que las pérdidas sanarán por casualidad, que la paciencia te salvará. Pero la verdad es que no será así. El fuego no se detendrá. Y vas a terminar quemándote vivo.

¿Deberías salirte de las criptomonedas?

Sí, deberías salirte, si sentís que te estás quemando, cuando te das cuenta de que perdés todos los días, cuando ves que llevás años perdiendo dinero, cuando ves que no podés concentrarte en tu trabajo o carrera.

En ese momento, salir no es debilidad, es supervivencia.

Pero, cuando las criptomonedas son el único lugar donde podés ganar dinero y vivir, no deberías salirte. Si este es tu rubro, si de acá viene tu pan, entonces salir no es una opción.

En ese caso, tenés que construir apalancamiento, el verdadero apalancamiento, construir conocimiento, habilidades y contactos. Aprendé cosas nuevas, ajustá tu estrategia, aprendé a usar herramientas, hablá con gente, conocé más sobre cómo funciona el mundo cripto, participá en eventos, construí relaciones, buscá airdrops, pensá cómo podés aprender todo sobre criptomonedas.

Cuanto más te enfoques en aprender y no en ganar dinero, más fácil será que te recuperes.

Despedirse del pasado

Pero para lograrlo, necesitás liberarte por completo de los recuerdos de las pérdidas. No podés quedarte atrapado en los recuerdos de cuánto tenías y cuánto perdiste. Ese recuerdo es un fantasma. Si lo seguís alimentando, te va a perseguir siempre.

No podés cambiar tu pasado, pero sí podés cambiar tu futuro. Despedirte del pasado es tu único remedio. Aunque sea incómodo, aunque se sienta como arrancarte la piel, necesitás poner tu mente y energía en dejarlo atrás, así podés pensar en qué cosas mejores podés hacer con tu tiempo y dinero en este rubro.

Creeme, si realmente podés superar esas barreras mentales y despedirte del pasado en el mercado, el mercado te va a recompensar más.

A veces, como yo, incluso si mi riqueza en criptomonedas cayó un 99% desde el pico en comparación con bitcoin, igual puedo ser feliz y encontrar un mejor sentido en la vida.

Cuando lo necesitás, salir de las criptomonedas parece fácil, al menos a nivel mental, de una manera realmente desapegada. El desapego se convierte en el apalancamiento final. Una vez que lo tenés, ya no sos el que se quema en el fuego. Sos el que lo observa, tranquilo, sabiendo cuándo entrar y cuándo salir.