Un empresario del sector de la minería de Bitcoin propuso construir una escultura monumental de 450 pies (aproximadamente 137 metros) y valorada en $450 millones en la isla de Alcatraz, en la bahía de San Francisco.
El proyecto, liderado por Ross Calvin, CEO de la firma minera de Bitcoin Parhelion Mining, contempla una figura colosal del titán griego Prometeo como símbolo de soberanía, innovación tecnológica y progreso cultural.
La iniciativa se inscribe en una tendencia creciente entre inversores tecnológicos que buscan dejar huella mediante monumentos que representen poder, visión y modernidad.
Prometeo en Alcatraz: arte monumental y narrativa tecnológica
Calvin describe el proyecto, denominado «The Great Colossus of Prometheus on Alcatraz», como un ícono que superará en altura a la Estatua de la Libertad y que armonizará con el paisaje de la bahía de San Francisco.
El emplazamiento elegido no es casual. Alcatraz, antigua prisión federal convertida en parque histórico, se transformaría en un espacio que une memoria, arte y tecnología.
El plan incluye además la creación de un museo tecnológico vinculado a la escultura, dedicado a la minería de Bitcoin, la energía y la soberanía financiera, con el propósito de consolidar a Prometeo como un símbolo del poder descentralizado.
Según el artículo de Bloomberg, esta propuesta se enmarca en un fenómeno emergente dentro del sector tecnológico estadounidense: la construcción de grandes monumentos como expresión de ambición e identidad de una nueva era digital.
La minería de Bitcoin como emblema cultural y tecnológico
Desde la óptica del ecosistema cripto, la propuesta de Calvin va más allá del arte monumental. Busca posicionar la minería de Bitcoin no solo como una actividad económica, sino también como un elemento cultural y arquitectónico de relevancia global.
El proyecto pone de relieve la convergencia entre hardware de minería, diseño urbano y narrativa de descentralización. Sin embargo, también enfrenta retos técnicos considerables, como la infraestructura eléctrica necesaria, los permisos federales, la compatibilidad con regulaciones ambientales y la logística de construcción en una isla protegida.
La elección de Prometeo no es casual: así como el mito relata que robó el fuego para entregarlo a la humanidad, la minería de Bitcoin representa la entrega del «fuego digital» a los usuarios, otorgando poder financiero descentralizado. Este paralelismo convierte al monumento en una declaración simbólica sobre el rol cultural de la tecnología blockchain.
De la idea al monumento: obstáculos y ambición global
El costo estimado de $450 millones y la altura de 137 metros convierten el proyecto en una obra sin precedentes. Para avanzar, deberá superar múltiples etapas de aprobación, entre ellas la reclasificación de Alcatraz (actualmente parque nacional) como monumento nacional, permisos de construcción, estudios ambientales y un complejo proceso logístico para transporte y energía.
Desde una perspectiva cultural, la propuesta redefine el papel de la industria de la minería de Bitcoin , que pasaría de operar en segundo plano a convertirse en un actor visible del paisaje urbano y simbólico.
Si el proyecto se materializa, reflejaría una nueva etapa en la que los emprendedores cripto no solo innovan en el ámbito financiero, sino que también buscan transformar la estética y el significado de los espacios públicos.
Este tipo de iniciativas abre un debate sobre cómo la sociedad percibe la influencia de la tecnología cripto en la cultura contemporánea: algunos verán en Prometeo un emblema de innovación y progreso, mientras otros lo interpretarán como un exceso representativo del poder tecnológico y económico actual.
